Imagen: Jose Vasquez 

A diario se escucha como en el país viene en aumento la percepción y las cifras de inseguridad y es que a lo largo de los años y de la historia, Colombia ha estado en permanentes conflictos que han hecho de un reto conseguir la paz.

Diferentes escenarios de la actualidad como los procesos de paz adelantados con el ELN, la crisis económica post pandemia, la crisis cocalera, la cultura de la violencia,  débil presencia estatal y corrupción han tenido un impacto en el aumento de las cifras de inseguridad y percepción de inseguridad en los últimos meses. Pues de acuerdo con el DANE, el 54,3 de los ciudadanos encuestados en las ciudades principales expresaron sentirse inseguros al caminar solos de noche y el 48,5 sentirse inseguros al caminar solos de día. Así mismo, las estadísticas delictivas señalan un aumento de delitos como extorsión, secuestros, masacres, hurto a residencia, hurto a personas, entre otros. 

La multicausalidad de la inseguridad en el país, hace que este sea un problema difícil de solucionar en el corto plazo, pues por una parte obedece a desafíos estructurales como lo son la desigualdad, la pobreza, falta de oportunidades y debilidad estatal. Es por ello que el diseño de las estrategias orientadas a mejorar la seguridad y convivencia ciudadana deben tener un componente transversal que permita intervenir las diferentes raíces  de la inseguridad e involucrar de manera activa a la comunidad, ya que las personas juegan un rol protagonista en estos procesos. 

El gobierno del presidente Gustavo Petro, ha presentado un enfoque desde la “Seguridad Humana”, en el cual las personas son en centro de las medidas adoptadas, donde se amplía el foco de atención hacia las causas estructurales que detonan la inseguridad, así como se prioriza el enfoque prevención de la violencia frente a la reacción. Sin embargo, se debe mantener un equilibrio entre dichos enfoques pues se requiere tanto de acciones inmediatas como de acciones a largo y mediano plazo.

Por otra parte, la estrategia de aumento de pie de fuerza policial en las principales ciudades y zonas altamente afectadas por el conflicto ha dejado de lado territorios históricamente aislados y con poca presencia estatal, en especial municipios intermedios,  por lo cual la comunidad ha tenido que buscar diferentes alternativas para defenderse de la delincuencia y las diferentes formas de violencia, dando lugar al surgimiento de grupos armados que están tomando el control de los territorios, antes en manos de la guerrilla, en su mayoría compuestos por jóvenes provenientes de contextos de pobreza y carencias.

Con lo anterior, se entiende en primer lugar que el pie de fuerza existente en el país no es suficiente para atender de manera eficiente todos los territorios, por ende las acciones de atención inmediata deben tener un enfoque desde la prevención, estrategia, inteligencia y uso de tecnologías de la información, con el fin de atacar los núcleos generadores de delincuencia. Así mismo es de importancia que el enfoque de seguridad humana que propone el gobierno actual no debilite la autoridad de las fuerzas policiales y militares. 

Por otra parte, es importante que las políticas de prevención tengan diferentes orientaciones de acuerdo con las múltiples causas de la delincuencia e inseguridad. En tal sentido es importante llevar a cabo diferentes tipos de intervenciones, por un lado a nivel psicosocial, cuando las emociones son las que pueden conducir a la violencia,  a nivel situacional, cuando los factores de riesgo se encuentran en el entorno socioeconómico, intervención comunitaria, con el fin de promover la acción colectiva e intervención social con el fin de equilibrar desigualdades y oportunidades.  

 Referencias:

DANE (2023). Encuesta Pulso Social ( https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/encuesta-pulso-social)