Foto: Themba Hadebe

Cuando se habla de pobreza y desigualdad desde la mirada de la comodidad y el privilegio parece un tema aislado, se mira a los países desarrollados con ojos de admiración por sus industrias y altos niveles de vida y a los más pobres como si se tratara de puntos geográficos donde ciertas personas tuvieron la mala suerte de nacer. Pero, un suceso no previsto por los radares del mundo, el Covid-19, cambió esta perspectiva y nos acercó a las realidades más duras a las que el ser humano se puede enfrentar:  la muerte, la vulnerabilidad y la carencia. 

Con la llegada del Covid-19, el mundo se llenó de pánico ante un futuro incierto, se tomaron diferentes medidas desde los gobiernos, algunas efectivas y otras no tanto. Pero, sin lugar a duda, la medida que tuvo mayor impacto y dejó en evidencia los niveles de desigualdad que existen fue el aislamiento preventivo obligatorio. Desde Italia y países desarrollados se veían conmovedoras imágenes de la gente en sus balcones dando conciertos a sus vecinos, se comenzó a implementar con mayor rigor el teletrabajo en todo el mundo y a ciertas familias nada les faltaba en sus hogares.  Y ¿qué pasaba en aquellos países donde reina el desempleo y los bajos niveles de vida?, la gente que debía salir a diario a ganarse el pan de cada día se quedó sin comida en su mesa, el negocio que estaba empezando tuvo que cerrar porque no soportó los costos de mantenerlo frente a las pérdidas, los padres que dependían de su sueldo en una empresa se quedaron sin trabajo y sin con que soportar su hogar. Y así fue como más de un hogar entró en condición de pobreza, dejando claro, que la economía, no es solo el intercambio de bienes y dinero, sino que también es vida. 

A más de un año de convivir con el Covid-19, el mundo se encuentra en un periodo de recuperación, algunos van viento en popa y otros con el barco casi hundido.Volviendo a esos lugares donde la cosa no es tan fácil, se ve como la pandemia ha remarcado la dura realidad del mundo. La más reciente imagen del fotógrafo, Themba Hadebe, nominada a la foto del año, habla por sí sola y muestra que es cierto que una imagen dice más que mil palabras. La fotografía tomada en Sudáfrica, a un hombre usando como medio de protección contra el Covid-19 una simple bolsa de plástico, que seguramente no lo protegerá ni del Covid ni de una gripe, ha logrado impactar no solo a los fanáticos de la fotografía, sino al mundo, dejando en claro que Sudáfrica es un ejemplo extremo de las circunstancias a las que países subdesarrollados se han tenido que enfrentar. 

Si bien los gobiernos han tratado de tomar medidas para asistir a la población que no tiene los medios para mantenerse en el confinamiento y parar de trabajar o trabajar desde casa, es evidente que estas no han sido suficientes y las que se han adoptado a futuro tendrán una repercusión en los niveles de deuda, que a larga será la misma población quien tendrá que responder por ello, con un alza en las tasas impositivas, influyendo nuevamente en la calidad de vida, casos como el de Colombia, con reformas tributarias ya se están presentando.

 Si bien la población vulnerable ha tenido pánico al Covid-19, también se lo ha tenido al confinamiento, al hambre y al desempleo que viene con él, tanto que, hoy, los gobiernos han optado por confinamientos por días u horas, ya que, si bien el aislamiento absoluto logró contener el colapso de hospitales, también dejó a miles de familias en el total desamparo tras la pérdida de su sustento y el periodo de recuperación que se está viviendo no ha bastado para dejar atrás las muertes, las pérdidas económicas y la vulnerabilidad marcada.  

Por: AGS